miércoles, 23 de mayo de 2012


Juramento de sal y limón.

Un latido incontrolable. Va a marcapasos pero se considera latido. Cada vez con más intensidad. Con más fuerza. Fluye desde la punta de los pies, como una pequeña ola convirtiéndose en un majestuoso tsunami. Y es que tú no prevees nada, todo parece normal, cuando de repente sucede. No se sabe cómo. Aún así quizá ni siquiera te esperabas lo más mínimo de todo éso. Tu sangre oscura bombea, rojo pasión. Con una efusividad fuera de lo habitual. Sí, es ese cosquilleo el que siento, cuando sus labios rozan los míos. Y sus dedos, tocan acariciando mi pelo, tirando de él para evitar que se enrrede.
Sin que él lo note, a veces, 
yo le voy acariciando con la mirada.

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